En la última edición de Supervivientes, Anabel Pantoja, colaboradora de Sálvame, se convirtió en el plato fuerte de la edición, junto con Kiko Matamoros, ambos personajes, por los que la productora apostó en ésta edición.
Anabel Pantoja avisó de que tenía muchas ganas de participar en esta edición 'Supervivientes', que estaba "preparada" y que íbamos a ver una concursante muy diferente a la de 2014 cuando participó por primera vez en el reality. Y lo ha cumplido. Si hace 8 años solo aguantó dos semanas, y la mayoría de los días se los pasó llorando, en esta ocasión lo ha dado todo. No solo ha batido su récord de permanencia en 'Supervivientes', con 91 días, algo que celebró arrancándose a bailar twerking e inundando la palapa con sus movimientos, sino que además se sinceró con sus compañeros contando temas importantes como: la verdad de su ruptura con Omar Sánchez; lo importante que es su madre, Merchi, en su vida; y el más sorprendente, el caché por su paso por el programa.
En el ranking de los más codiciados por la productora ocupa el segundo puesto, detrás de su compañero de Sálvame, Kiko Matamoros.
¿Cuánto cobra en realidad la sobrina de Isabel Pantoja por su participación en Supervivientes?
Cada semana de hambre y falta de energía que soportan los concursantes en la selva, le reportan grandes beneficios económicos, pero, ¿por qué aguantan los supervivientes este calvario?
La respuesta es sencilla, aunque haya muchos que se justifican en vivir la experiencia o conocerse a sí mismos, como si no hubiese otra vía menos sufrida. Lo cierto es que el sueldo semanal que perciben por prestarse a tales calamidades es lo que les empuja a aceptar el reto, especialmente a Anabel Pantoja que encontró fuerzas donde no las había para seguir aguantando. En esta ocasión, su sueldo se situó en 16.000 euros semanales. Ahora bien, estas cifras no son redondas, pues a ellas hay que restarle el 20% que sus representantes se llevan por haberles facilitado su fichaje, mientras que deben reservar también parte de sus beneficios para que Hacienda tenga su porción del preciado pastel.