Kim Jong-un, es el tercero de una saga familiar que ocupa el poder en el país asiático desde 1948, considerado uno de los "peores países del mundo" respecto a la defensa de los derechos humanos, de acuerdo con organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Amnistía Internacional o Human Rights Watch.
El presidente Corea del Norte es uno de los mandatarios más herméticos y misteriosos de la política a nivel mundial, pero también uno de los más controvertidos por su joven ascenso al poder y sus declaraciones. A pesar de la pobre vida de la mayor parte de los habitantes del país asiático, el líder supremo vive una vida de lujo.
El patrimonio y la vida de lujo
Kim Jong Un ocupaba el puesto 49 en la lista Forbes 2015 de los hombres más poderosos del mundo y se estima que su fortuna asciende a cinco mil millones de dólares, de acuerdo con el portal web Celebrity Net Worth. Una fortuna que le permiten disfrutar de excéntricos lujos, los mismos que niega al resto de sus compatriotas.
Kim Jong Un observó cómo su padre, Kim Jong Il, y su abuelo Kim Il Sung levantaban la fortuna de la familia. Aunque sus activos están escondidos en diferentes lugares y formas en todo el mundo, al liderar el país, la familia se ha vuelto extraordinariamente rica. La verdadera pregunta es ¿Cómo lo hicieron? La respuesta rápida y fácil es a través de varios canales ilícitos y el comercio con otro país: China. Corea del Norte gana la mayor parte de su dinero mediante la venta de carbón a la vecina China. Aparte de eso, llena sus arcas a través de la venta de armas, la fabricación y venta de drogas, los ataques cibernéticos e incluso la esclavitud o el trabajo forzoso.
Kim Jong Un vive una vida de lujo. Gasta dinero en jets privados, islas privadas, campos de golf y un montón de casas, e importa los mejores licores y quesos. También están los yates y automóviles y el gasto del régimen en complejos turísticos de lujo. Pero gran parte de ese dinero también se destina a la construcción del arsenal militar y nuclear de la nación, que el líder supremo ve como una póliza de seguro contra un golpe y una forma de cimentar su poder.