Cuando Donald Trump fue nombrado presidente de EE.UU. pasó a la historia al ser el mandatario más pudiente de la larga tradición democrática del país. Sus 3.700 millones de dólares y su imperio inmobiliario doblaba la fortuna de los diez presidentes que le siguen en el ranking de riqueza al frente del país de las barras y las estrellas. No extraña, entonces, que renunciara a su salario de 400.000 dólares como presidente y que sólo cobrara un simbólico dólar al año.
El Magnate, no es, sin embargo, el primer presidente millonario que llega a la Casa Blanca. Antes ya ha habido otros, pero si el más rico es el último, curiosamente el segundo más rico fue el primero. Se llamaba...George Washington.
El primer presidente de EE UU, de 1789 a 1797, era también, hasta la llegada de Trump, el más rico. Ajustada a la inflación, se calcula que su fortuna hoy en día llegaría a los 525 millones de dólares.
¿Cómo hizo su dinero?
Amasó su fortuna mediante la especulación con tierras durante el nacimiento de la nación. Mount Vermon, la plantación que Washington tenía en Virginia, estaba compuesta por cinco granjas que juntaban entre ellas 8.000 acres de terreno y eran trabajadas por más de 300 esclavos. Luego, su mujer, Martha, heredó una importante propiedad de su padre.
Además, se calcula que su salario presidencial, 1789 a 1797, que era de 25.000 dólares, el 2% del presupuesto de Estados Unidos. También poseía más de 50.000 acres de tierra en lo que ahora se conoce como West Virginia, en el Valle de Ohio, Nueva York y el Distrito de Columbia.