El Duque de Sussex no ha dejado der ser noticia desde el primer día de su nacimiento un 15 de septiembre de 1984, ese día nació Harry de Inglaterra, el hijo pequeño de Carlos de Inglaterra y Diana de Gales. Contaba Diana en la biografía de Andrew Morton que Carlos "Siempre quiso tener dos hijos y que uno fuese una niña. Yo sabía que Harry iba a ser niño, y no se lo dije". El embarazo de Harry, de hecho, había sido en parte fruto de la presión de Buckingham para que el heredero Guillermo tuviese un hermano, por si acaso. En la tradición británica, a los dos primeros hijos de los reyes se les nombra Heir and Spare: "Heredero y Repuesto". Harry tenía que ser el recambio. ¿Les suena de algo el apodo?
La infancia de Harry
Carlos acompañó a la princesa en todo momento en el parto, pero cuando vio a su segundo hijo, no escondió su decepción. "Su primera reacción", contaba Diana, "fue 'Oh, dios, es un niño'. Y el segundo comentario: ‘Y encima es pelirrojo’”. Carlos hizo ambos comentarios en tono de broma, pero los dos chistes hundieron a la princesa. Más tarde incluso reconocería en el bautizo del pequeño a su abuela materna que "estamos decepcionados. Creímos que iba a ser una niña". Se puede decir que el nacimiento de Harry fue el inicio del fin del matrimonio entre Carlos y Diana. De aquellos barros llegaron luego esos lodos.
Lo cierto es que la infancia y la adolescencia de Harry nunca fue fácil y mucho menos cuando llegó el trágico fallecimiento de su madre en un accidente de tráfico. Harry fue un niño Pelirrojo, de ojos azules y muy, muy travieso... Harry siempre ha sido de lo más espontáneo. Con tres años no dudó en sacar la lengua a los fotógrafos que inmortalizaban sus primeros días de cole y un poco más pequeño se subió, como si fuera un caballo, al pastor alemán que los Reyes de España tenían en el palacio de Marivent donde solían veranear. Unas preciosas imágenes en las que Harry compartía protagonismo con su madre, Lady Di.