El Real Madrid ha hecho oficial esta semana dos fichajes de dos jugadores que ya conocen la casa blanca. Fran García que salió de la cantera madridista para jugar tres temporadas en el Rayo Vallecano, y Brahim Díaz, que ya debutó en el primer equipo blanco antes de emprender su aventura italiana de 3 años en el Milán, donde creció mucho como futbolista y donde la temporada pasada gano el Scudetto y esta temporada llegó a las semifinales de la Champions League.
Brahim recaló en el Manchester City en 2013 y debutó con el primer equipo con Guardiola de entrenador a los 17 años
Brahim fue fichado por el Real Madrid por 15 millones de euros, de un Manchester City que temía que el jugador se fuese libre en verano. Al club inglés el hispano-marroquí llegó hace 10 años como un gran talento que apuntaba muy buenas maneras. Un jugador muy talentoso que ha demostrado en Italia que está para competir al máximo nivel europeo, y con capacidad para jugar muchos minutos en un equipo como el blanco, que este verano hará fuertes inversiones en su ataque.
Brahim llegó a Inglaterra con sólo 14 años tras abandonar el Málaga, que por aquel entonces contaba en el banquillo del primer equipo con un técnico chileno de reconocido prestigio, Manuel Pellegrini. Debutó con 17 años en el primer equipo, ya con Pep Guardiola de entrenador.
Sólo ha marcado un gol contra el Madrid y siempre ha tenido claro que quería jugar con la selección española
El único tanto que marcó con el Real Madrid fue frente a la Real Sociedad. Un auténtico golazo tras irse de tres contrarios, aunque dicho gol no sirvió para que su equipo evitase la derrota en San Sebastián.
Su nombre completo es Brahim Abdelkader Díaz, puesto que su padre es de origen marroquí. Brahim siempre ha tenido claro en qué selección quería jugar y esa no es otra que la española, rechazando en 2017 la posibilidad de jugar con la selección marroquí.
Las malas lenguas cuentan que de pequeño era seguidor del FC Barcelona, algo que reconoció en una entrevista a Quim Domenech.
Fue recogepelotas en La Rosaleda, estadio del Málaga, cuando Isco que luego fue compañero suyo en el Real Madrid, jugaba en el equipo malacitano. Una de sus grandes aficiones son los videojuegos, especialmente el Fortnite al que juega mucho.
