Durante cierto periodo de tiempo, decir que Benzema iba a marcar un hat-trick sonaría a broma en el Bernabéu. Muchas veces fue silbado el francés, que durante los primeros 9 años de estancia en el Real Madrid vivió a la sombra de Cristiano Ronaldo, en un papel secundario que el portugués siempre agradeció, sabedor de que Karim le facilitaba mucho la tarea.
Nunca fue considerado un 9 puro, porque no lo es. Le gusta moverse por todo el frente de ataque, bajar a recibir entre líneas, caer a las bandas, darle continuidad al juego en el centro del campo, muy lejos del estereotipo de delantero centro puro que encarna Erling Haaland a día de hoy.
Se le acusaba de desidia, de pasotismo, algún periodista llegó a pedir que no vistiese nunca más la camiseta del Real Madrid. Pedían su traspaso, criticando sin remilgos al fino jugador de Lyon.
Pero Cristiano se marchó a la Juventus en verano de 2018, buscando nuevos objetivos tras ganar cuatro Champions con los blancos. Y apareció un Benzema renacido como un líder dispuesto a comandar las tropas del mejor equipo del mundo. Cambió sus hábitos alimenticios, contrató un entrenador personal y transformó su mentalidad. Ya no era el joven tímido que llegó de la liga francesa al Real Madrid, era el campeón de 4 Champions en 5 temporadas con el equipo blanco.
Y el pasado domingo es una muestra más de eso, de cómo se ha convertido en el líder del conjunto blanco, con goles, muchos más que en sus épocas más grises, con asistencias y con una inteligencia futbolística al alcance de pocos jugadores. El público ya espera de él actos heroicos de la leyenda en que se ha convertido. Con sus móviles preparados para eternizar el momento, que otrora quedaba guardado sólo en las retinas.