Este pasado fin de semana, el City tenía su último encuentro de Premier League antes de la disputa de las semifinales de la Champions contra el Real Madrid. El Leeds visitaba el Etihad Stadium para intentar ponerle las cosas difíciles al conjunto de Guardiola, que se adelantó por dos goles a cero, ambos del alemán Ilkay Gündogan.
En el minuto 84 el colegiado del partido señaló penalti a favor del City. Haaland decidió dejarle el honor de tirarlo al bigoleador de la tarde, que lo lanzó y vio como el portero rival se lo atajaba. Esto desató un cruce de palabras entre Guardiola y el delantero noruego, el entrenador le decía a Haaland que tenía que haberlo lanzado él.
Hubo quién recordó el pasado del padre del noruego en el Leeds, jugó allí desde 1997 al año 2000, para buscar la razón de la negativa del delantero en lanzar el penalti, aunque de lo que se trataba era de que su compañero hiciese un hat-trick, para redondear una gran tarde.
Finalmente los de Mánchester se hicieron con los tres puntos pero con un resultado ajustado al final del partido, dos goles a uno. El fallo de Gündogan pudo haberle costado caro a los citizens que se están jugando ganar la Premier League, en la que ocupan el primer puesto.
Pero los de Guardiola no sólo aspiran a hacerse con la competición liguera, su ambición este año es hacerse con el triplete añadiéndole a ésta, la FA Cup y la Champions League, algo esto último, que tratará de evitar a partir de este martes el Real Madrid.