A raíz de la reconciliación entre Tamara Falcó e Íñigo Onieva, se está hablando mucho de que sea todo un montaje, una escenificación en cinco actos: los cuernos, el despecho, el acercamiento, el noviazgo y la boda. Todo ello para conseguir un beneficio sin romper nunca la pareja, la base del negocio.
Aunque desde el principio pudiera parecer que la traición de Íñigo era un pecadillo menor, su error inició una maquinaria capaz de anticipar posibilidades lucrativas. Por otro lado, Tamara tuvo la intención de perdonarle, vio que la situación, fácil de reencauzar a medio plazo, podía darle mucho dinero.
Estos han sido los resultados: Falcó ha sido la persona más buscada de Google en España en 2022, lo que se traduce en un auge de su perfil público que conduce a la revisión de su caché. Si antes de la crisis cobraba 100.000 euros por campaña, esas tarifas han tenido que subir. Esta cifra hay que añadirla a las exclusivas, el caché para televisión y patrocinios. Además, su reality en Netflix se acaba de renovar.
Y es aquí donde surge el tema del montaje, ¿llega la segunda temporada justo cuando se produce la reconciliación con el empresario? Las sospechas surgen ya que cuando la hija de la Preysler pudo hablar de ello en 'El Hormiguero', habló con temperada prudencia. Y apareció en un anuncio de embutidos riéndose de sí misma.
A todo esto, hay que añadir el papel de Onieva. Cuando se esperaba que lo contara todo en una revista, él mantuvo la "estrategia del avestruz". El empresario recibió asesoría de altura de un equipo profesional ajeno al mundo del corazón, especializado en afrontar crisis de reputación pública. Le obligaban a mantener un perfil bajo, no abrir la boca, no cobrar ni un euro y buscar el perdón de Tamara.
Íñigo no ha cobrado nada porque, de momento, el corazón no entra en sus negocios. Pero ella sí ha visto como han ido creciendo sus ingresos.