Íñigo Onieva ha hecho las paces con su suegra, semanas después de que Tamara Falcó le diera otra oportunidad. Isabel Preysler ha mejorado mucho las impresiones sobre su futuro yerno, tal y como se ha demostrado en los últimos días.
La madre de Tamara Falcó cumplió 72 años. Una fecha muy especial que ha celebrado, por primera vez, sin Mario Vargas Llosa y que ha preferido pasar tranquila en casa de Puerta de Hierro, tan solo con la compañía de su hija y de su yerno.
Después de asistir al Teatro Real con la marquesa de Griñón, la socialité optó por soplar las velas en la intimidad de su casa.
La pareja llegaba a la residencia de la Preysler antes de comer y, después de varias horas, volvían al piso que Íñigo alquiló en el madrileño barrio de Justicia en noviembre y en el que la diseñadora se ha instalado tras su reconciliación.
Mientras Tamara optaba por tomarse el domingo de descanso y no salir de su nidito de amor, el empresario fue el encargado de sacar a pasear a las mascotas de su novia, Jacinta y Vanilla que, al igual que la marquesa, se han 'mudado' a la casa de Onieva).