Los duques de Sussex vuelven a estar en la picota en el Reino Unido. El príncipe Enrique y su esposa, Meghan Markle, han indignado a los británicos por la famosa vivienda de Frogmore Cottage, la que el rey Carlos III les ha obligado a abadonar para que se mude allí a vivir su hermano pequeño, el príncipe Andrés.
Y es que la pareja no habría abanado ningún tipo de alquiler por seguir usando la casa, situada en los terrenos de Windsor, después de renunciar a sus obligaciones reales en el año 2020.
De acuerdo con lo comunicado por la Casa Real británica, el acuerdo de salida recogía que debían abonar los arreglos de la vivienda y pagar un alquiler por su uso.
Los duques si habrían abonado la reforma de la casa, que había tenido un elevado coste para las arcas públicas para adaptarla a sus gustos, pero este pago les eximií, previo acuerdo con Buckingham, de hacerse cargo del alquiler de la vivienda tras su salida de la Corona.
Una factura que ascendería a las 230.000 libras anuales, es decir, 690.000 (casi 800.000 euros) en tres años.