A todos nos gusta la buena vida. Que sí, que es posible ser feliz con poco, pero es mejor ser feliz con mucho. O al menos, ser feliz en un yate surcando los mares mientras el camarero te sirve el mejor champán.
Uno de los caprichos de Juan Carlos I, además de relajarse en los mares, es ponerse fino a kebabs, durums y todo tipo de comida turca. Tal y como publica 'El Nacional', en palacio se ponían finos a comida rápida de este tipo, y doña Sofía era una amante sin límites.
Sorprendentemente, en Zarzuela parece ser habitual ver restos de pollo, salsa de yogurt o lechuga sobre las mesas. Felipe VI ha heredado la adicción al durum de sus padres y, de vez en cuando, manda a sus guardaespaldas a recoger pedidos a un garito situado en Moncloa: "Venían los guardaespaldas y se llevaban 7 u 8", relataba el dueño en 'Socialité'.
Letizia, a diferencia del Rey, se controla con el kebab. No le disgusta, no obstante, su obsesión por cuidar la línea le impide meterse un atracón de comida rápida.
Por otra parte, Leonor y Sofía, con toda probabilidad, también adoran hincarle el diente a un buen kebab.