Hay jugadores que han pasado sin pena ni gloria por el Real Madrid, ya sea por su escaso rendimiento o por las lesiones, como Julien Faubert, Cicinho, Drenthe, Congo, Woodgate… Lo cierto es que si además coincides en el tiempo con el Real Madrid de los galácticos, es difícil que consigas llegar a destacar, pero este futbolista consiguió ser recordado.
Hablamos del mediocentro danés, Thomas Gravesen, con su apodo de “perro loco”. El internacional llegó al Real Madrid de los galácticos en el mercado de invierno de 2005 justo cuando Florentino Pérez había sido reelegido como presidente del Real Madrid esa misma temporada. Desde la marcha de Makélélé en 2003, se buscaba un mediocentro defensivo que actuase de enganche entre la defensa y los delanteros, pero nadie pensaba que el fichaje fuese el de un desconocido danés que militaba en las filas del Everton.
Gravesen no será recordado precisamente por su calidad técnica ni por su juego, más bien era torpe con los pies, y su carácter complicado lo convirtió en un auténtico peligro para sus rivales, árbitros y hasta sus mismos compañeros, quienes sufrieron la rigurosidad de sus entradas durante los entrenamientos. Uno de los momentos suyos que han pasado a la posteridad fue en una actuación estelar de Zidane ante el Sevilla, con un hat trick incluido, donde el danés se inventó el regate de la Gravesinha, arrastrando la rodilla por el césped, lo que provocó la risa de los aficionados.
Su vida tras el Real Madrid
Su aportación al equipo fue bastante escasa, y cuando se peleó en un entrenamiento con Robinho, fue su sentencia en el equipo de Capello. Ese mismo verano fue traspasado al Celtic de la liga escocesa. Tras un año en este equipo, volvió al Everton para finalmente retirarse con 32 años en 2009. Pero su vida no acabó ahí, de hecho mejoró con creces. Después de colgar las botas, Gravesen realizó varias inversiones inmobiliarias que le generaron beneficios millonarios y tras unos años en Inglaterra decidió mudarse en 2013 a Las Vegas junto a su novia Kamila Persse, una modelo checa.
Allí siguió invirtiendo y teniendo suerte en el póker y el blackjack, hasta lograr amasar una fortuna de más de 110.000 millones de euros. Vive en a exclusiva mansión de 6 millones de euros en la urbanización de Canyon Fairways, teniendo como vecinos a Nicolas Cage o André Agassi. Allí disfruta de una vida de lujo alejado del mundo del balón, y como ejemplo del nivel de vida, se le puede ver circulando con un Mercedes-Benz SLR McLaren por las calles de Las Vegas. El coche en cuestión, está valorado en más de 400.000 euros.