La confesión más dura de Pedro Almodóvar: “De no haber salido…”

El director manchego Pedro Almodóvar se sincera sobre las dificultades de su infancia en el pueblo

Pedro Almodóvar
Pedro Almodóvar

El cineasta manchego Pedro Almodóvar ha concedido una entrevista al periódico El País, con motivo de la publicación el próximo 13 de abril del libro: Pedro Almodóvar, el último sueño. Una recopilación de su narrativa entre 1967 y 2023, en donde se recogen una serie de relatos que transcurren entre su lugar de origen y Madrid.

El mismo ha reconocido en la entrevista que no se considera escritor, "No me da vergüenza y creo que tiene el interés suficiente para ser leído, pero escribir es algo más que esto. La gran literatura es otra cosa. Yo solo pretendo que la gente se entretenga leyéndome", ha señalado. E incluso ha admitido que hablar sobre su vida en el cine es muy distinto a contarla por escrito, "Tengo la sensación de que estoy más expuesto en mis relatos que en mi cine […]. En la literatura da la sensación de que tienes que contar más cosas acerca de ti mismo, mientras que en el cine hay más parapetos con los que puedes cubrirte", comenta en la entrevista.

Pedro Almodóvar recuerda su infancia
Pedro Almodóvar recuerda su infancia

 

La vida en el pueblo

Uno de los pasajes de la conversación que han resultado más relevantes, ha sido cuando el cineasta se ha referido a sus años de infancia en el pueblo durante la época de la postguerra. "Escribí Vida y muerte de Miguel en el patio de la casa familiar en Madrigalejo (Cáceres)", y reconoce que la visión fatalista de la obra era "por vivir en el pueblo". "Lo inspiró la desazón de vivir en un lugar al que no pertenecía. De no haber salido de allí, hubiera acabado en la cárcel o suicidándome. Con 17 años, les dije a mis padres que me iba a Madrid. Fue la única gran discusión que tuvimos", ha relatado.

"Mi padre me dijo que me mandaría a la Guardia Civil, porque era menor. Le dije que lo hiciera si quería, pero que yo me iba a ir. Debieron de ver tal determinación que se acojonaron", ha confesado.

"Quedarme en el pueblo era sinónimo de morir en todos los sentidos. Y que me perdonen todas las provincias, porque me parece estupendo que hoy haya una vuelta a la vida rural. Pero ser niño en un pueblo en plena posguerra era como vivir en el salvaje Oeste. Eso no significa que reniegue de La Mancha ni de Extremadura, que aparecen mucho en mis películas. Pero ahora soy un urbanita recalcitrante. No se me pasaría por la cabeza volver a vivir en un pueblo", termina confesando.

 

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