El escándalo desatado en el Estadio de Mestalla durante el partido de Liga Valencia-Real Madrid dio la vuelta al mundo. Los ataques racistas recibidos, una vez más, por el delantero brasileño Vinicius Jr, fueron contestados por él señalando directamente a los culpables.
Desde el club Ché se condenó cualquier acto racista y se ayudó a localizar a los aficionados que el jugador señaló como culpables. Sin embargo recibió una sanción económica de 45.000 euros y el cierre parcial del estadio durante cinco partidos, en concreto la grada de animación Mario Kempes Curva Nord, que fue desde donde se profirieron los insultos racistas.
El club valenciano consideró la sanción injusta y desproporcionada a todos los efectos, por lo que recurrió la sanción al Comité de Apelación de la RFEF, que finalmente ha rebajado de cinco a tres partidos el cierre parcial de Mestalla y ha dejado la multa económica en 27.000 euros, rechazando eso sí, la petición de cautelar para poder tener el estadio lleno en el partido contra el Espanyol del pasado fin de semana.
Así lo ven desde fuera
Lo que por Valencia se ha visto como injusto y desproporcionado, fuera de nuestras fronteras lo ven ridículo e irrisorio. El seguimiento y la repercusión de los hechos dejan a nuestro fútbol a los pies de los caballos. De hecho, la periodista Karen Brady, del periódico británico The Sun, ha opinado duramente al respecto. “aunque tal vez no puedas detener físicamente a los extraños imbéciles que gritan insultos a cualquiera sobre cualquier cosa, aunque deberíamos intentarlo con más fuerza, los eventos en el estadio de Mestalla de Valencia no fueron uno o dos aficionados, por lo que he visto. Fue un acto sostenido cometido por muchos supuestos simpatizantes dirigidos a un jugador por una simple razón: porque es negro”.
En referencia a la sanción dijo, “La próxima vez que estos imbéciles asistan a un juego, ¿crees que pensarán por un segundo: 'Oh, mejor no hagamos esto porque podría conducir a una multa y el cierre de mi grada favorita'?”. Y también se mete con la respuesta del Valencia, “Recibe entonces un castigo irrisorio y su respuesta en la sala de juntas del Valencia es quejarse. Increíblemente, lo llamaron “totalmente injusto”. “Esto es tan ridículo, tan espantoso, que no podrías inventarlo. Y es probablemente por eso que el club tiene un problema racista para empezar”. Sin duda la visión de cómo atajamos el problema vista desde fuera de nuestro país es muy distinta.