Lo dice un extrabajador: “En El Chiringuito utilizan el WhatsApp para humillarte”

Las humillaciones en ‘El Chiringuito’ que denuncia ‘El Ingeniero’ tras su despido

El Chiringuito
El Chiringuito

El programa nocturno que presenta Josep Pedrerol no es famoso precisamente por ser un programa tranquilo, más bien lo contrario, se fomenta el enfrentamiento entre rostros muy conocidos y colaboradores que apoyan a equipos de diferentes colores. Un formato que indudablemente funciona vistos los datos de audiencia que lo avalan todas las noches.

Por otro lado, cualquier seguidor del programa estará familiarizado con las broncas que echa el director del programa cuando algo no sale como él quiere, algunas son cómicas, pero más de una llama la atención por las formas. Eso sí, lo que no se puede ver a simple vista es que esas formas sigan tras las cámaras.

El que fuera durante un tiempo colaborador de El Chiringuito de Jugones, Pedro Sáez, más conocido como ‘El Ingeniero’, ha salido a denunciar las humillaciones que se producen en el programa deportivo, eso tras ser despedido, algo que pudo deberse a que se negó a trabajar 12 horas.

Humillaciones en ‘El Chiringuito’: «No es normal…»

Sáez explicó en una entrevista qué sucedía tras las cámaras: «Cuando intentan humillar a alguien lo hacen por el grupo de WhatsApp, es como la plaza de un pueblo, no es normal… Son valientes con un móvil, pero a la cara te dicen muy poca cosa».

Antes de ser despedido, ya pensó en irse con anterioridad por un episodio que sucedió: «Falló un programa del directo porque se le fue la cámara un segundo a una persona, y en ese segundo salió del despacho Josep Pedrerol como una locomotora pidiendo a gritos soluciones» «Nunca lo había visto así, y no voy a reproducir todo lo que dijo. Pensé que no tenía ninguna necesidad de ponerse a gritar. Hay gente que lo aguanta, pero no es mi caso».

Chiringuito, ingeniero vs Pedrerol
Chiringuito, ingeniero vs Pedrerol

Por otro lado, también habló del trato a los diferentes trabajadores: «A la gente de redes se les trataba mal, y a los redactores se les trataba mejor. Si te tratan mal te acabas cansando. Es cierto que se marcharon amistosamente, pero yo me habría ido antes».

En cuanto a los sueldos, reconoce que empezó cobrando 600 euros como becario, y tras pasar a contrato llegó a un tope de 1.800 euros, dependiendo de las intervenciones que realizara.

 

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